Que difícil es vivir
en un mundo sin ti
donde los conserjes de la prisión
llevan tu nombre en el corazón
Los relojes del alma
perdieron sus manecillas
cuando el adiós
exploto en sus membranas
Tanto tiempo en silencio
el espíritu se fue consumiendo
en pensamientos de esperanza
que la vida le robo
Las pastillas de dolor
fueron incrementando su dosis
acorralando el cuerpo
a un estado de inercia
Cuantas lagrimas en mi mente
quedaron grabadas en la pared
como cinceles de vida
que corrompen el tiempo
Hoy en mi soledad
dejo los papeles pasar
disparandoles tinta
con el arma del corazón
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